Recientemente tuve la
oportunidad de ver una película y una imagen, la película fue El Violinista en
el Tejado y la imagen fue de una fotografía tomada al Ángel de la independencia
en la Ciudad de México allá por 1910 (justo en la época que fue inaugurado).
Tanto el largometraje
como la imagen me hicieron hacer una introspección sobre mi historia y la
historia de mi esposa, Karina.
Para refrescar un poco
la memoria, El Violinista en el Tejado es una cinta que plasma la vida de
Tevye, un lechero con escasos recursos en la época zarista de Rusia. Tevye vive
en carne propia el impacto que tienen sobre el los acontecimientos de
principios de siglo XX, el liberalismo, el comunismo, la asimilación y por
último, el antisemitismo. Este último fenómeno que se desarrolló fuertemente
durante las primeras décadas del siglo XX y que culminó con la aniquilación
masiva y sistemática de seis millones de judíos a manos de la barbarie Nazi,
llevo a Tevye a abandonar su Shtetl (pueblo) por dictamen zarista e irse a
buscar suerte a América.
Mis abuelos y mis
abuelas no tuvieron un destino distinto al de Tevye: Mi abuelo materno, Mendl
(Manuel) escapo de una vida de hambre y sin futuro en Polonia para buscar
futuro en México, mi abuela materna Rikle, aprovecho la ayuda de un familiar y
llego a costas mexicanas a principios de la década de 1930. Mi abuela paterna,
Rosita, corrió con un poco más de suerte, a poco tiempo de haber nacido, sus
padres decidieron partir hacia La Habana, Cuba y por último, mi abuelo paterno,
luego de terminar sus estudios de ingeniería en Francia (procedente Lituania),
marcho hacia México, donde sus hermanos y padres ya habían comenzado a
construir un futuro mejor.
De cualquier forma, la
tendencia era de huir, escapar y finalmente echar los dados a la suerte en un
país totalmente nuevo, en un mundo ajeno donde quien sabe si hubieran sabido
que existía un alimento llamado chile, un día de los muertos, un 16 de
Septiembre (Día que se festeja la independencia de México), tlacuaches,
zapote ¡¡¡PIRÁMIDES DE TEOTIHUACAN!!!, en fin un universo totalmente ajeno a
lo que ellos conocían y no solamente eso sino
ajeno totalmente a su historia.
La imagen del Ángel de
la independencia tomada alrededor de 1910, refuerza mi inquietud por saber ¿con
que ojos vieron mis abuelos y abuelas a México?, mi abuelo materno llego a
México tan solo 10 años después de que dicha fotografía fuese tomada, México se
encontraba en aquel entonces en una situación post revolucionaria donde el país
estaba prácticamente en la prehistoria de la modernidad y urgía importar gente
trabajadora y no solo eso, sino también con conocimientos para reinventar una
nación retrasada.
Trato de imaginar los
pensamientos que pasaron por la cabeza de mi abuelo Manuel cuando piso tierra
firme en el puerto de Veracruz y vio por primera vez en su vida gente de color
bronce, fruta tropical y un idioma totalmente extraño. Trato de imaginarme la
impresión de haber llegado a un universo tan diferente al que él conocía, luego
llego a la Ciudad de México donde el Castillo de Chapultepec era a las
¡¡¡afueras de la ciudad!!!
Acaso mis abuelos
pensaron en aquel momento en que desembarcaron que lograrían escapar de la
miseria y de las persecuciones en esas tierras tan calientes y tan desconocidas?
Los abuelos y bis
abuelos de mi esposa llegaron a Argentina provenientes de Rusia y de Polonia,
como reaccionaron al llegar a lugares donde a su vista, la cantidad de ganado
vacuno no terminaba, ¡¡¡olas de vacas por todas partes!!! , gente bailando
tango en las calles de Buenos Aires: un ritmo y una forma de bailar tan ajenos
a su historia personal y colectiva. No sé exactamente que comían o tomaban los
judíos en Europa pero llegar a Argentina y
encontrase con un asado y con un vino tan dulce y especial como lo es el
Malbec, esto pudo haber sido un impacto cultural inimaginable.
Aquellos fueron otros
tiempos, tiempos en los que el mundo tuvo la oportunidad de ser otro pero no lo
fue, tiempos donde no existía el televisor, la computadora, el Internet y mucho
menos las redes sociales, aquel fue un mundo más grande y extenso, más rico en
culturas y en diversidad de gente.
Tevye, así como mis
abuelos y los de mi esposa salieron de un pequeño pueblo atacado por el
antisemitismo para encontrar un mundo nuevo.